El reto
El reto planteado por IMQ Igurco lleva por título: “¿Cómo reducir los riesgos derivados de la disfagia a través de una rehabilitación complementaria a las pautas de adaptación de la dieta?”
El objetivo del reto es dar respuesta a las siguientes cuestiones, relacionadas con la disminución de los riesgos asociados a la disfagia:
- ¿Cómo mejorar la calidad de vida de personas mayores con disfagia?
- ¿Cómo disminuir o paliar los riesgos de las personas con disfagia?
- ¿Cómo podríamos optimizar el estado nutricional de las personas con disfagia, evitar la deshidratación o disminuir el riesgo de aspiración?
- ¿Cómo ofrecer pautas de actuación personalizadas a cada caso?
- ¿Cómo podríamos rehabilitar aquellos casos de disfagia que fueran reversibles?
Contexto
La esperanza de vida en Euskadi está por encima de la media española, siendo además la más alta de toda la UE en lo que a mujeres se refiere; se sitúa en 86,2 años en mujeres y 80,3 años en hombres, según estadísticas elaboradas por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat). Una de las mayores consecuencias que acarrea el aumento de la esperanza de vida, sumado a la disminución de la mortalidad, es el envejecimiento de la población. Se entiende por envejecimiento de una población el aumento de la proporción de personas mayores de 65 años con respecto al total de la población. España se encuentra en un proceso de envejecimiento de carácter exponencial, con 9 millones de personas mayores de 65 años, un 19% sobre el total de la población. Asimismo, se estima que, en el año 2050, el número de personas mayores de 65 años en España ascenderá a 12 millones, lo que supondrá aproximadamente el 30% de la población total.
Euskadi se encuentra entre las comunidades autónomas más envejecidas, con una proporción de personas mayores que supera el 21%. Además, cuenta con 66.500 personas beneficiarias del sistema para atención a la dependencia. En otras palabras, 66.500 personas se encuentran en situación de especial vulnerabilidad y requieren apoyos para desarrollar las actividades esenciales de la vida diaria. De las mismas, se estima que el 55% supera los 75 años y otro 18% estaría entre los 65 y 79 años.
En 25 años, de 1994 a 2019, el número de residencias para personas mayores se ha multiplicado por tres, pasando de 153 a 448 centros en la C.A. de Euskadi. Respecto a los centros de día, la cifra incrementa un 45%, con 514 centros. En 2019, 18.885 personas mayores hicieron uso de las residencias; y al menos 50.000 personas con grados II y III de dependencia se encuentran en sus hogares (según las prestaciones percibidas).
Una de las dificultades más habituales en la vejez, que afecta entre el 50% y 65% en personas mayores institucionalizadas y entre el 30% y el 40% en personas mayores que viven de forma independiente, es la disfagia, descrita a continuación en profundidad. Esta dificultad puede, en los casos más graves, derivar en problemas como la malnutrición, infecciones respiratorias e incluso la muerte por atragantamiento; así como minar la salud y aumentar la posibilidad de sufrir otras enfermedades.
Los orígenes de la disfagia pueden ser variados, pero en Euskadi, donde se producen unos 6.000 casos de ictus al año, más de la mitad de los/as pacientes presentan dificultad para deglutir alimentos y líquidos durante los primeros días tras el ictus, que habitualmente se resuelve durante las primeras semanas. Sin embargo, hasta en un 15% aproximadamente puede persistir esta disfagia como secuela.
Estos datos ratifican la necesidad de desarrollar recursos sociosanitarios y trabajar para crear dispositivos de atención especializados para las personas con daño cerebral adquirido y sus familias, a fin de alcanzar el máximo grado de autonomía en los pacientes y su mejora en calidad de vida.